¿Cómo trabajar en red para generar impacto colectivo? 5 dificultades y desafíos

por Silvio Dalbuoni

¿Cómo trabajar en red para generar impacto colectivo? 5 dificultades y desafíos

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Continuamos atravesando una larga crisis de desarrollo económico, ambiental y social, cuyas causas más profundas pueden identificarse desde mucho antes de la llegada del COVID-19. Los gobiernos, las empresas y las organizaciones sociales están tratando de hacer del mejor modo aquello para lo que fueron creadas, colaborando para superar la pandemia y, en muchos casos y al mismo tiempo, buscando sobrevivir.

En este contexto, pareciera ser que trabajar en red para generar impacto colectivo o propiciar cambios sistémicos abordando colaborativamente las causas de los problemas compartidos,  resulta ser un camino evidente e ineludible que necesitamos recorrer juntos y, al mismo tiempo, un desafío muy complejo dadas las circunstancias.

Las redes, sean éstas formales o informales, son un modo estructurado de hacer con otros. Se trata de un modelo organizativo dinámico a partir del cual, distintos actores independientes se proponen coordinar, enfocar y orientar sus esfuerzos individuales para generar transformaciones de manera conjunta.

Desde nuestra perspectiva, integrar una red supone el ejercicio frecuente y estructurado de dialogar, idear, planificar, hacer, compartir, aprender, innovar, evaluar, comunicar y sobre todo, “transformar junto a otros la realidad” (en perspectiva de largo plazo).  En ausencia de estas prácticas, inherentes a la colaboración en general y, al trabajo en red en particular, resulta improbable poder generar los acuerdos y las sinergias prácticas necesarias para alcanzar verdadero impacto colectivo.

Para no romantizar el concepto, es importante destacar que para alcanzar resultados que marquen una verdadera diferencia, no basta con abrazar y militar una causa compartida y con armar una red (aunque esto sea un buen comienzo). Para transformar positivamente aquello que deseamos transformar juntos resulta central intentar incidir, al mismo tiempo, en las dinámicas de relacionamiento que se dan entre los actores que integran las redes.

En tanto nodos que componen un sistema más amplio y complejo de relaciones de poder -que antecede, trasciende e incide sobre las redes específicas desde las que se intentan generar impactos concretos- las organizaciones suelen ser co-responsables de producir, reproducir o cristalizar -a partir de sus prácticas frecuentes y de sus decisiones cotidianas-, las causas de los problemas que, al mismo tiempo,  se intentan resolver formando redes específicas.

Como conclusión, trabajar en red supone un buen ejercicio para generar impacto colectivo o propiciar cambios sistémicos abordando al mismo tiempo, e intentando transformar positivamente, los problemas y oportunidades del entorno, las organizaciones que integran las redes y las dinámicas de relacionamiento que se dan entre las mismas (por dentro y por fuera de la red).

Cinco dificultades y desafíos
Podríamos mencionar algunas dificultades muy vinculadas unas con otras.

1)  Pasar a la acción -porque sin acción no hay transformación-. Es decir, superar las instancias de diálogo y planificación participativa para pasar a la verdadera acción colectiva. Diversos grupos o redes multiactorales se quedan a mitad de camino y, si bien el valor en sí de reconocerse interdependientes y, de compartir la necesidad, urgencia, voluntad y relevancia de “estar juntos” no se cuestiona, lo que se busca aquí, es poder “hacer juntos” con una intencionalidad de cambio muy concreta.

2) Agregar valor a las organizaciones que integrantes de la red. Una red que no agrega valor tangible a sus integrantes está destinada a desaparecer. Una red es tan fuerte como lo sean su propósito, sus nodos, sus interacciones y sus resultados. La integración de enfoques sectoriales, requieren elevados niveles de capital social y la gestión asociada, si bien es sumamente atractiva, no siempre es sencilla ni está libre de tensiones y de conflictos de intereses. En este contexto, el rol de un articulador (responsable de sostener, dinamizar y potenciar la red) se torna fundamental.

3) Movilizar y disponer de recursos suficientes. La pregunta obligada, una vez manifestado el deseo de integrar una red, es la siguiente: ¿Cómo vamos a obtener o generar los recursos económicos y el tiempo extra que necesitamos destinar para alcanzar resultados colectivos sin perder de vista los desafíos de cada organización? En la mayoría de los casos, los recursos para hacer en red son escasos, no están al alcance del colectivo, están concentrados en pocas manos o no quieren ser compartidos. Las preocupaciones, los diagnósticos, las ideas y los deseos de cambio en red se comparten, en general, más fácilmente.

4) Generar resultados e impacto. Las redes necesitan poder alcanzar resultados medibles y con algún grado de vinculación evidente y atribuible al accionar del colectivo para que las mismas resulten pertinentes, relevantes y, en ultima instancia, sostenibles. Resulta importante aquí contar con una teoría de cambio compartida o, al menos, con un modelo de acción colaborativa, lo más realista ,sencillo y operable posible que permita saber donde estamos y hacia donde vamos y, luego, saber si estamos cerca o lejos de alcanzar las metas comunes. Sin resultados las redes pierden fuerza y sentido.

5) Dedicar tiempo a analizar y comprender nuestras propias redes para lograr que funcionen como necesitamos que lo hagan. Algunas redes no generan transformaciones colectivas, aunque se lo propongan, porque simplemente no funcionan en la práctica como tales. La gran mayoría de las organizaciones están inmersas en redes, aunque pocas veces sabemos a ciencia cierta, si estos espacios colaborativos, desde lo que buscamos transformar juntos la realidad, resultan ser más eficientes, efectivos y/o transformadores. A veces, no lo sabemos porque no dedicamos tiempo suficiente a analizar por qué y cómo estamos haciendo las cosas. No basta con ser red si no hacemos en red.

 

Potenciar

[posse, -ntia] Latín

“Comunicar fuerza o energía a una cosa o incrementar la que ya tiene”.

“Aumentar el poder o la eficiencia de una cosa”.

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