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Análisis para un abordaje trinacional del Gran Chaco Americano
En el marco de una consultoría para las Oficinas de Coordinadores Residentes (OCRs) de Argentina, Bolivia y Paraguay de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) financiada por el Banco Mundial, Redes Chaco convoca a Potenciar para dar una asistencia metodológica y técnica en la elaboración de un informe diagnóstico sobre la situación del Gran Chaco Americano a fin de detectar focos de conflicto y oportunidades de desarrollo de la región del Gran Chaco Americano.

El Gran Chaco Americano constituye uno de los mayores bosques secos del mundo y el segundo bioma boscoso de Sudamérica en extensión, después de la Amazonía. Se extiende en una superficie total de 1,14 millones de km2. El bioma se extiende y ocupa un 24% de la superficie total de Argentina, un 12% de Bolivia y un 60% de Paraguay.
La región está habitada por 9 millones de personas de las cuales casi su totalidad se encuentra en Argentina (93,42%). Esta población está integrada por habitantes de origen criollo e indígena, así como por las personas llegadas a partir de las distintas oleadas migratorias del siglo XX y sus descendientes (principalmente europeos, sirio libaneses y menonitas provenientes de América del Norte). A esta diversidad se superponen las diferencias entre los estilos y condiciones de vida de los habitantes rurales y urbanos, lo que conforma un mosaico de identidades y culturas, con sus intercambios y tensiones específicas.
Pese a su riqueza cultural, ambiental y de recursos, la región chaqueña arrastra una historia de invisibilización y rezago. Las provincias y departamentos que la integran han ocupado históricamente un lugar marginal al interior de sus respectivos países. Al mismo tiempo, el Gran Chaco ha recibido escasa atención de organismos internacionales y agencias de cooperación, en comparación con otra biorregión como la Amazonía. Más recientemente, sin embargo, diversos desarrollos en materia económica han concitado un mayor interés en la región: la explotación de hidrocarburos en el Chaco boliviano; el sostenido avance de la frontera agropecuaria y, por último, el interés de Brasil en impulsar proyectos de infraestructura vial para favorecer la salida de sus exportaciones al Océano Pacífico. Se trata de procesos en torno de los cuales emergen cuestionamientos acerca de su impacto ambiental y su capacidad para generar un desarrollo inclusivo.
La pandemia de COVID-19, que se expandió en el 2020 al igual que en todo el mundo, agudizó la vulnerabilidad de los y las habitantes del Gran Chaco Americano, en particular de los sectores más desprotegidos. Por un lado, la contracción económica acarreada por la pandemia redujo aún más las oportunidades de inserción laboral y desarrollo productivo y comercial. Al mismo tiempo, se ha vuelto aún más evidente el déficit de infraestructura y servicios de la región y, en general, la débil presencia del Estado.
En ese contexto, el estudio “Análisis y Recomendaciones para un abordaje transfronterizo y trinacional del Gran Chaco Americano” fue solicitado de manera conjunta por las Oficinas de Coordinadores Residentes (OCRs) de Naciones Unidas (ONU) de Argentina, Bolivia y Paraguay a Redes Chaco -una plataforma regional de múltiples actores que aúnan esfuerzos para el desarrollo sostenible y el buen vivir de todas las poblaciones del bioma chaqueño-.
El objetivo fue contar con recomendaciones basadas en evidencia y en la experiencia territorial que cuentan los más de 300 actores que conforman Redes Chaco, a fin de detectar focos de conflicto y oportunidades de desarrollo de la región del Gran Chaco Americano. A mediano y largo plazo, la ONU busca diseñar un sistema de alerta temprana en perspectiva regional e inter-agencia para evitar posibles conflictos en la zona. El estudio representa un puntapié inicial para que las distintas agencias, fondos y programas de la ONU que operan en los tres países comiencen a trabajar de forma articulada y colaborativamente en la región del Gran Chaco Americano.
El informe fue elaborado a partir de un abordaje transfronterizo y trinacional y se estructuró en torno al análisis de 4 dimensiones específicas: (1) político-institucional, (2) ambiental, (3) económica y (4) socio-cultural. El estudio se basó en la exhaustiva indagación de información secundaria, con espacios participativos de consulta, tales como entrevistas grupales integradas por actores locales y entrevistas a especialistas en diferentes áreas, lo que posibilitó contar con miradas diversas en cuanto a aspectosgeográficos, de género, sociales, generacionales y étnicos.